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La Finca Lomo Grande, con las dos villas únicas Majarona y Bajamar, se terminó de construir en 2024 sobre una parcela de unos 11.000 m².
Incluso vista desde el exterior, la villa impresiona por su extraordinario aspecto gracias a su fachada negra, la cual forma un contraste único con el paisaje de Puntagorda. Este contraste visual continúa además en el interior de la casa, donde podrá experimentar la combinación del mobiliario moderno con los techos tradicionales canarios de madera.
La cocina, completamente equipada, está integrada en el salón y cuenta también con una isla de cocina. Gracias a la ventana frontal, podrá disfrutar de una maravillosa vista al mar mientras cocina. La zona de estar y el comedor conforman la parte central de la casa, y sirven para separar los dos dormitorios entre sí. Este concepto garantiza la máxima privacidad, incluso cuando se está de vacaciones en compañía. Ambos dormitorios disponen de cuarto de baño privado con ducha y bañera. Además, las vistas al mar son omnipresentes en estas habitaciones. Los grandes ventanales de los dormitorios ofrecen una fantástica vista del Océano Atlántico y conducen directamente a la terraza privada, separada de la terraza principal. Otra característica destacable son las dos angostas ventanas situadas en el baño, con las que también se puede disfrutar de unas magníficas vistas al mar, incluso durante la ducha o el baño.
Desde la terraza principal, ubicada enfrente del salón, se puede llegar a la zona de la piscina a través de una pequeña escalera. Junto a tumbonas, una zona de estar y una ducha exterior, aquí le espera una piscina única, que visualmente se funde a la perfección con el mar de fondo.
La villa se concibió y diseñó como una casa bioclimática. El consumo de energía es limitado gracias a este diseño, ya que se aprovechan al máximo las fuentes naturales de calor y frío del entorno. También hay una estación meteorológica que proporciona datos climáticos como la temperatura, la humedad, la dirección y la fuerza del viento.
El camino de entrada separa Villa Majarona de Villa Bajamar, y ambas viviendas son perfectas para unas vacaciones de hasta seis personas o para disfrutar de una gran privacidad si lo prefiere.
La isla de La Palma con sus impresionantes paisajes, sus imponentes volcanes, sus densos bosques y su incomparable cielo estrellado, junto con la isla de El Hierro, es una de las islas más occidentales del archipiélago canario. Como todas las islas de este archipiélago, La Palma debe su existencia a la actividad volcánica, pero es una de las más jóvenes de las siete islas, con alrededor de 1,7 millones de años de historia. El origen volcánico de La Palma sigue siendo claramente visible hoy en día, especialmente en la parte sur de la isla con el volcán Teneguía, que entró en erupción por última vez en 1971, que ofrece interesantes perspectivas sobre el pasado geológico.
El clima templado durante todo el año, con temperaturas medias entre 18 y 27 grados Celsius, está determinado principalmente por los vientos alisios del noreste. Este fenómeno climático es responsable de que la isla de La Palma tenga un clima subtropical agradable y de que la humedad en las nubes de los vientos alisios también constituya una rica vegetación.
En combinación con la estructura geológica única de la isla, esto resulta en una variedad de zonas climáticas y de vegetación que rara vez se encuentran en un área tan pequeña del mundo.
En 1983 la «Isla Bonita», como también se llama La Palma, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO Reserva de la Biosfera.
Otra característica especial de La Palma es el cielo estrellado único. Por su ubicación en el Océano Atlántico, su población relativamente escasa y su mayor altitud, el Roque de los Muchachos, de 2.426 metros de altura, la isla fue elegida como lugar de emplazamiento de uno de los observatorios más modernos y grandes del mundo.
La población oficial de la isla es de unas 80.000 personas repartidas en una superficie total de unos 708 kilómetros cuadrados. Festivales tradicionales como la Bajada de la Virgen o el carnaval de Los Indianos, famoso mucho más allá de las fronteras de la isla, dan fe de ello de la alegría de vivir de los Palmeros. No sólo la ubicación geográfica, sino también los numerosos inmigrantes de Centro y Sudamérica muestran una variedad de influencias hispanas en la vida de la isla, eventos culturales y también en la cocina.